sábado, 2 de octubre de 2010

PALEONTOLOGÍA PERSONAL



Hoy he recuperado una imagen que se había fosilizado en algún rincón de mi memoria. Como no podía verla con mis ojos, por hallarse profunda, la he reseguido con los dedos del alma hasta que ha mostrado el perfil de algo que había ya olvidado, pero que no por ello había dejado de existir. Esa imagen había viajado conmigo, dormida como duerme una fotografía color sepia, ya casi velada, de las que saca la abuela de su antigua caja de galletas con los ojos empañados. Todos tenemos imágenes de esas. Y de repente, por algún motivo inesperado, emergen hacia la epidermis para que podamos palparlas de nuevo, estremeciendo la carne y erizando el vello. Esas imágenes hechas de tiempo detenido, ancladas en un instante, nos muestran nuestra historia sensitiva personal, la que nos hace únicos y distintos.
Hoy he palpado la imagen de mi infancia al entrar en una sala llena de las obras de José Ramón Sánchez. Yo no sabía nada de él antes de entrar, y lo sabía todo al cruzar el umbral de la puerta porque él siempre estuvo ahí. Porque él coloreó mi infancia sin yo saberlo, como aquel que hace algo todos los días sin darse cuenta de ello. En cada color de su paleta he encontrado un sentimiento que creía desaparecido y me he quedado tranquilo al comprobar que aún seguía ahí, y lo seguirá estando para siempre, porque ahora sé que esos sentimientos no se borran.
Por Jaume Carreras
La exposición de la obras de José Ramón Sánchez ha tenido lugar en el Teatro Mira de Pozuelo de Alarcón, en el contexto del Festival Internacional de imagen Animada.

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